Los dientes de leche tienen un papel muy importante en el desarrollo de un niño. Por ello es importante cuidarlos bien, porque a pesar de su pérdida pueden evitar futuros problemas en la boca del niño. Cuidarlos desde que se desarrollan siendo bebés hasta que caen siendo niños es imprescindible para mantener una buena salud bucodental en un futuro.
Los dientes de leche crecen entre los seis meses y los dos o tres años de edad, en función de cada niño. Durante este periodo se desarrollan un conjunto de 20 piezas dentales, consideradas la preparación para el los dientes permanentes, que se desarrollan en la etapa adulta y son 32 piezas. Los dientes de leche comienzan a ser sustituidos por los permanentes a partir de los cinco años.
La caída de los dientes de leche se produce por la presión ejercida desde la raíz por los dientes definitivos. En un primer momento el niño nota un ligero movimiento en el diente, que cada vez es más acentuado hasta su pérdida. En algunos casos los dientes definitivos pueden salir sin que los de leche hayan caído aún. Esta situación se conoce como dentadura de tiburón y ha de ser tratada por el odontopediatra de confianza.
¿Por qué hay que cuidar los dientes de leche?
Una buena higiene local comienza incluso antes de que salgan los primeros dientes de leche. Así, siendo bebés se debe cuidar la salud de sus encías con toallitas después de comer, para que más adelante salgan unos dientes de leche sanos.
Cuando los niños ya tienen sus primeros dientes es muy importante educarlos para que tengan una buena rutina de higiene dental. Para ello es conveniente supervisar su cepillado hasta que cumpla unos ocho años o muestre cierta independencia en el cuidado de sus dientes. Incluso antes de hacer el cambio de dentición, el niño debe comprender la importancia de mantener sus dientes y encías bien cuidados.
Si bien los dientes de leche no son los definitivos, hay que prestarles atención. Además también hay que cuidarlos durante su proceso de pérdida, ya que debe desarrollarse de forma natural. Por ello, no es recomendable arrancar los dientes de leche antes de tiempo.
Los dientes de leche influyen en el espacio que tendrán los dientes permanentes. Así, su pérdida prematura puede provocar más adelante problemas de espacio. Estos dientes también ayudan al niño a cortar y masticar los alimentos correctamente, para poder tener una dieta completa y equilibrada, algo que también influye en la salud bucodental. Además tienen un papel fundamental en el proceso de aprender a hablar del niño. Los dientes de leche permiten al niño aprender a vocalizar de modo que aprende a hablar correctamente.
Su buen mantenimiento puede evitar diversas complicaciones en los dientes permanentes como la caries. Ya desde bebés es importante limitar el uso del biberón, que puede provocar una caries o incluso una mala colocación en los dientes permanentes.
Muchos padres son más permisivos azúcar porque caerán, o no son tan estrictos con su rutina de limpieza por el mismo motivo. La realidad es que estos malos hábitos de limpieza pueden ser muy perjudiciales. En el caso de consumir grandes cantidades de azúcar, esto puede favorecer el desarrollo de caries en los dientes permanentes. De hecho, tener caries en los dientes de leche aumenta considerablemente la probabilidad de su desarrollo en los dientes definitivos.
Aunque los padres supervisen la higiene del niño es importante transmitirle una rutina de limpieza que termine haciendo por sí solo. Esto se puede conseguir de forma gradual, conforme vayan saliendo todos los dientes de leche. En la primera etapa de desarrollo (de 0 a dos años) es conveniente limpiar las encías del bebé después de darle de comer con una toallita o agua. Al cumplir un año o incluso antes el bebé ya puede acudir al odontólogo.
A partir de los tres años de edad el niño ya puede acudir al odontólogo con más frecuencia y comenzar a usar una pasta dental con flúor, adecuada para su edad. En caso de que persistan hábitos como usar chupete es conveniente eliminarlos. A partir de los seis años se puede introducir el uso del hilo dental. Es importante que los padres supervisen su limpieza dental hasta que el niño pueda hacerlo correctamente por sí mismo.
A pesar de todos estos cuidados no hay que olvidar la higiene de los dientes permanentes en un futuro. Cuando el niño haya completado el cambio de piezas debe mantener una rutina diaria de limpieza en sus dientes, así como acudir regularmente al odontólogo para realizar revisiones periódicas.
Así pues, un buen cuidado de los dientes de leche favorecerá un buen desarrollo de los dientes permanentes. Además de evitar diversas complicaciones, se asegurará lucir una buena sonrisa desde que es niño.
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